-He visto una señora que me ha robado el cariño.
-¿Es bella?.
-Arrolladora, quiero amarla desde ahora con todo el amor de una niña.
-¿Tanto la querrás?.
-Tanto.
-¿Que viste?.
-Celeste manto.
-¿Que calza en sus pies?.
-La luna.
-Dí, ¿son muy bellos sus ojos?.
-Lo mismo que dos estrellas.
-¿Y sus manos?.
-Bellas, muy bellas, junta las dos sobre el pecho y parece que esté rezando, y a sus pies puesto en acecho ruge el dragón con despecho y siempre siempre acechando.
-¿Vencerá?
-Que ha de vencer, si es de Dios promesa santa que del dragón aplastará la garganta.
-¡Que mujer tan singular! Yo también la quiero amar, ¿donde la encontrare?.
-En el altar.
-¿Quien es?.
-La Virgen María.
-¿Es bella?.
-Arrolladora, quiero amarla desde ahora con todo el amor de una niña.
-¿Tanto la querrás?.
-Tanto.
-¿Que viste?.
-Celeste manto.
-¿Que calza en sus pies?.
-La luna.
-Dí, ¿son muy bellos sus ojos?.
-Lo mismo que dos estrellas.
-¿Y sus manos?.
-Bellas, muy bellas, junta las dos sobre el pecho y parece que esté rezando, y a sus pies puesto en acecho ruge el dragón con despecho y siempre siempre acechando.
-¿Vencerá?
-Que ha de vencer, si es de Dios promesa santa que del dragón aplastará la garganta.
-¡Que mujer tan singular! Yo también la quiero amar, ¿donde la encontrare?.
-En el altar.
-¿Quien es?.
-La Virgen María.
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